Por Daniela Raño
La soledad y yo hace un tiempo que somos buenas compañeras, todo empezó en un cálido verano dónde tomé su mano, temerosa, con tristeza y desdicha, caminé junto a ella por lugares muy desiertos, caminaba con lágrimas y un profundo dolor en el pecho . Me abracé a ella, al sentir que me conocía, incluso mejor que yo misma. Me dio calma, sanó mis heridas. Comprendí, que la soledad no es desesperanza. La soledad es amor, amor propio, es fortaleza, es ilusión, es magia, es color, es conocimiento, es impulso. La soledad, amiga mía, vive en mí, siente a través de mí, me abraza, me cuida. La soledad, mi soledad...soy yo.
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