Por Alondra Garduño
El balance de blancos no es más que la dominante de color de una imagen. Seguro que alguna vez has mirado con sorpresa una foto que te ha quedado azul o naranja, eso se debe a que nuestro ojo es capaz de procesar a la perfección diferentes temperaturas de color sin inmutarse, pero lo cierto es que los sensores no son capaces de hacerlo.
Dicho esto, veamos qué es el balance de blancos y para qué se utiliza.
El balance de blancos (WB) es la forma que tenemos de equilibrar una imagen en cuanto a la dominante de color. Lo ideal es que esta dominante sea neutra, es decir, blanca. Cada tipo de luz y cada momento del día, aunque no siempre sea evidente, tiene una dominante de color, lo que también conocemos como temperatura de color. La temperatura de color se mide en grados kelvin, y se clasifican en temperaturas cálidas, frías o neutras.
Lo que se debe hacer es compensar unos con otros. Es decir, si tienes una escena demasiado cálida, habrá que añadirle un poco de frío y si tienes una imagen demasiado fría, deberás añadirle algo de calor.
El gráfico anterior muestra más o menos todas las opciones que nos ofrecen las cámaras para ajustar el balance de blancos de forma manual. De izquierda a derecha tendríamos las luces de tungsteno, el siguiente símbolo corresponde a la luz fluorescente, el siguiente al flash, el sol a la luz de mediodía, la nube a un día nublado y por último sombra.
Para lograr distinguirlas debes saber que las luces de interior en general son, el flash y luces de mediodía son neutras, y las sombras o los días nublados son frías, si quieres profundizar un poco, aquí tienes el listado de las luces más habituales con sus respectivas temperaturas de color, los valores más bajos se corresponden a las luces más cálidas, y los valores más altos a las más frías:
Bien, a pesar de que somos muy fans del control absoluto de los parámetros de la cámara, lo cierto es que el modo automático del balance de blancos (AWB) funciona bastante bien en la mayoría de ocasiones. Es altamente recomendable sobre todo cuando las luces son cambiantes. Si, por el contrario, te vas a mover un buen rato en un entorno homogéneo en cuanto a tipo de luces se refiere, lo mejor es que lo configures manualmente para asegurarte un buen resultado.
El balance de blancos es, también, un terreno de experimentación personal que puede ayudarte a elaborar tu propio camino expresivo y creativo de la imagen. Añadir calidez o frialdad a tus imágenes es una forma de mostrar tu creatividad, de potenciar tu mensaje y buscar tu discurso fotográfico.
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